Las cosas cambiaron mucho desde que mi hermana se fue de aupair a Irlanda. Allí conoció a mucha gente, pero no me imaginaba que conocería al amor de su vida. Sin pretenderlo se enamoró de un chico portugués y gracias a esto he podido visitar Portugal más de una vez.
Este verano he vuelto a poner los pies en tierras portuguesas y para mí ha sido de las veces más especiales. Nos alojamos en la casa de los padres de Sam (el marido de mi hermana) que tienen en Almada, a unos 10 minutos en coche de Lisboa. Esa zona es bonita y muy calmada. Manuel y Ção nos tratan siempre tan bien… nunca nos falta de nada y nos sentimos como en casa. Además cocinan de maravilla y con productos directamente de su huerta.
En esta ocasión nuestro plan fue mucho más relajado que el año pasado y aprovechamos para visitar algunas playas, hacer un poco de turismo por Lisboa y comer algunos platos típicos de la cocina portuguesa. Ya estoy deseando volver.
C.